Desde la Asociación Comité Ipiranga pensamos que no existe en la actualidad un desafío mayor para la comunidad internacional, que el de poner fin al sufrimiento humano que genera la enfermedad, la pobreza y la indiferencia. Conquistar una mejor calidad de vida para todos, no es tan sólo un imperativo moral, sino también un objetivo a alcanzar por los que de una forma u otra, estamos comprometidos con estas situaciones desesperanzadoras.
Procurar la colaboración de Instituciones públicas y privadas en cualquier parte del mundo, para conseguir atención sanitaria para estos pueblos, es una de nuestras metas; para no leer impasibles en los periódicos que la gente muere de hambre y de enfermedad curable.
Creemos que la salud es un derecho, y debemos tenerlo presente de manera evidente y fuerte, a cada día. Por eso la propuesta ha de ser “salud para todos” como derecho humano, para construir juntos una sociedad más saludable que la actual, en un contexto globalizado.
Alrededor de la atención primaria y de la prevención en salud, venimos observando que en los países que sufren catástrofes sanitarias y educativas, se han ido perfilando otros conceptos; que hoy son ampliamente manejados y asumidos por casi todos los que estamos en esta labor de cooperación solidaria, como los de promover la participación e implicación de la comunidad que sufre epidemias o analfabetismo, la autoatención como modelo de vida saludable, la figura del agente de salud comunitario, o del agente multiplicador; exigiéndonos proyectos concretos que puedan al final de los mismos, precipitar los cambios necesarios para erradicar estas sociedades fraccionadas y desiguales.
