
Imaginaros que perdemos la memoria; y como en la película de Frank Capra, aparece un ángel por Navidad para que nos ayude a recuperarla, y es entonces cuando recordamos que de niño la amistad es construida a través de los juegos, mientras que en la adolescencia, una etapa intensa, la mayoría de las veces es posible tras muchas caracterizaciones hasta llegar a la empatía grupal, en la siguiente etapa, la adulta, más duradera, viene cimentada por el trabajo que desarrollamos o por el hobby que nos regalamos, y al llegar a una cierta edad, esta memoria no es posible recuperarla del todo, porque es frágil o porque está cargada de momentos contra los que luchamos para no recordar y es entonces cuando necesitamos a alguien que se vista de amigo especial.
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